Sí, sí, estamos en 2015... pero había cuentas pendientes de la última campaña. Aunque intentamos llevar al día todas las tareas relacionadas con el procesado de sedimentos y materiales de la
excavación de Riocueva y ya hacía bastantes meses que habíamos liquidado el engorroso
trabajo de lavado, teníamos pendiente
la flotación. Una de las razones del retraso ha sido que
la arqueobotánica del proyecto estaba en Portugal y no se quería perder tan glamouroso y apasionante evento. Ya
explicamos en 2013 en qué consiste esta labor que permite recuperar semillas, carbones y otros restos vegetales. Es simple: los
restos vegetales, menos densos que el agua, flotan y se recogen en una fina malla, mientras que el resto del sedimento se va al fondo. Una técnica sencilla pero muy efectiva, imprescindible en este yacimiento donde son tan abundantes los macro-restos vegetales.
Como en la anterior ocasión, contamos con las
instalaciones del del
Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria en
Omoño (Cantabria), amablemente puestas a nuestra disposición por el equipo que investiga en la cueva de
La Garma. La gran novedad este año es el
acondicionamiento que se ha realizado en dichas instalaciones con la intención de convertirlas en un centro de recepción de visitantes a La Garma. El proyecto de
abrir al público la cueva ha quedado de momento en suspenso y tampoco las obras se han terminado del todo, haciendo buena la expresión
«pura fachada». La adecuación y los ornamentos han llegado hasta la puerta, el interior sigue igual que siempre ¡una pena! La zona en la que se realizan las labores de criba con agua y flotación tampoco han sido acondicionadas, de modo que sólo nos beneficiamos de la mejora del acceso, que ahora no es una pista de patinaje infernal con la lluvia o con las suelas mojadas.
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El nuevo aspecto de las instalaciones de La Garma, pura fachada |
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La zona en la que se coloca el bidón de flotación ha quedado al margen de las mejoras |
Esta vez la
cantidad de bolsas que teníamos que pasar por el bidón era
razonable, no llegaba a una docena, y las manos que removían el sedimento estaban ágiles y frescas. No nos pudo acompañar
Helena Paredes, pero contamos con la colaboración de Marta Torre, que ya nos
había echado una mano en la campaña de excavación de 2014. En un par de horas o así estaba lista la cosa y como somos muy,
muy generosos, le echamos una mano a Inés con un "compromiso": unas cuantas bolsas de la
cueva del Aspio. También flotamos por error un par de muestras de La Garma, pero así somos... nos pones un bidón y nos volvemos incapaces de negarnos a nada
—nótese el tono irónico
—, incluso sacrificando el tiempo que habíamos reservado para refrescar nuestras gargantas con una merecida cerveza. Mucho bidón y poco barril, más bien nada de barril.
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Los flotadores en plena faena |
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El Sondeo 7 de Riocueva conserva una enorme cantidad de restos vegetales carbonizados |
Tal y como habíamos comprobado sobre el terreno, la
cantidad de semillas que aparece en el Sondeo 7 es enorme, tanto del
omnipresente «pamijo» como de otras cosillas que van apareciendo. Ahora que Inés está finiquitando su tesis doctoral, seguro que encuentra tiempo para echar un vistazo con calma. Pronto habrá novedades carpológicas, seguro.