Cuando, el 25 de Septiembre de 2010, Enrique y yo pisamos por primera vez la cueva de Riocueva no podíamos imaginar cómo ese yacimiento iba a marcar nuestras vidas arqueológico-investigadoras los siguientes años. Llegamos allí guiados y acompañados por Milio (Emilio Muñoz, figura señera de la espeleoarqueología cántabra) y Rogelio (Alejandro Bermejo), en el marco de un proyecto de investigación que habíamos creado tiempo atrás (algo así como "Proyecto Mauranus", ¿os suena?) y del que la toma de muestras de huesos humanos y cerámica para datar que realizamos ese año fue su primer trabajo de campo. Enseguida tuvimos claro que aquella cueva "era buena", que tenía toda la pinta de haber sido usada con fines sepulcrales en época visigoda (ni más ni menos que lo que andábamos buscando), así que cuando llegó el resultado de la muestra correspondiente (segunda mitad del siglo VII, más o menos) no hubo sorpresa.
Milio y Rogelio en la boca de Riocueva
Empezaron entonces 4 años y pico de trabajo de excavación, procesado, documentación e investigación, fruto de los cuales ha sido un, en mi opinión, impresionante avance en el conocimiento de las formas de vida (y de muerte, aunque sólo en parte) en la Cantabria de los siglos VII-VIII (y lo que os rondaré). Cierto es que no sólo Riocueva ha sido fundamental para ello y que sin Las Penas, el Portillo del Arenal o La Garma ese avance no sería tan grande. Pero no es menos cierto que Riocueva está siendo la culminación de un proceso iniciado en esos otros yacimientos y la actuación que hemos llevado a cabo en ella un banco de pruebas donde poner en práctica nuevas técnicas y enfoques. Además y aunque también tengamos algún tipo de relación con los otros tres, éste es "nuestro yacimiento" y se tiene que notar. Y en él encontramos un anillo de oro (no es "el anillo único de poder", no, pero tampoco está mal) con el que fardar. Palabras mayores (ah, el vil metal).
El anillo
El objetivo de esta entrada no es repasar todo lo que hemos hecho hasta ahora en la cueva: para eso está el blog, con el seguimiento casi "en tiempo real"(siempre me he preguntado cuál es el tiempo no real, ¿el "tiempo de los sueños de los aborígenes australianos?) de las últimas campañas de excavación. Ni la información que hemos obtenido allí, parte de la cual puede consultarse en alguna de las publicaciones que tenemos colgadas en nuestros perfiles de Academia.edu (aunque la mayor parte esté aún en prensa o más atrás). Esta entrada es, de nuevo, una excusa para anunciar una conferencia, la que dará Enrique el viernes día 15, a las 8 de la tarde, en la sede de ADIC. Conferencia titulada "Desenterrando a los últimos visigodos. Actuaciones arqueológicas en Riocueva 2011-2014", con la que se cierra el ciclo organizado por Regio Cantabrorum y la propia ADIC y en la que repasará estos 4 años de trabajos en la cueva. Habrá niños muertos, hogueras, cuchillos y hebijones. Anillos (no sólo de oro), panizo, almejas y natrón. Husos, tejones, copas y ollas. Pendientes, carbones, murciélagos e incluso revenants. Bueno, no estoy seguro de que vaya a hablar de revenants, pero yo no me la perdería por si acaso.
Esto no son exactamente revenants, pero se les parecen mucho (imagen sacada de por aquí)