El 11 de septiembre de 2013, con la publicación de la resolución de subvenciones para la realización de actuaciones arqueológicas, junto a la aprobación de la continuidad del Proyecto Mauranus, vio la luz un pequeño proyecto hermano: el proyecto de intervención arqueológica en la Cueva del Aspio. En él, un equipo interdisciplinar compuesto por Miriam Cubas, Jesús Tapia, Diego Gárate, Inés López, Luis Teira, José Ángel Hierro, Enrique Gutiérrez, Carlos Duarte y el abajo firmante, armados con un pequeña subvención otorgada por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria (a la cual debemos agradecer el permiso concedido para dar a conocer parte de resultados de la intervención), se dispuso a adentrarse en esta cavidad con el fin de comenzar a arrojar una explicación sobre las ocupaciones y usos que de ella se han hecho desde el Paleolítico hasta la Edad Media.
No obstante, antes de entrar en las novedades, vamos a dedicar esta entrada a presentaros el Aspio con la esperanza de incentivar vuestra curiosidad y, por qué no, vuestra intriga.
La Cueva del Aspio se ubica en el mismo borde de la sierra de Hornijo, por encima de los Pandillos, en las proximidades de los pueblos de Valle y Vegacorredor (Ruesga), justo en la margen derecha del valle medio del río Asón.
Las primeras noticias sobre su existencia proceden del Grupo de Exploraciones Subterráneas del Club Montañés de Barcelona (G.E.S.) quienes, en torno a 1961, exploraron 400 m de la cueva. Dos años más tarde es visitada por el Grupo Juvenil de Espeleología (G.J.E.) de la O.J.E. y por la Asociación Espeleológica Ramaliega (A.E.R.). La exploración completa de la parte hoy conocida es realizada en 1964 por el A.E.R y el G.E.S. (Anónimo 1964: 27-28. Mugnier 1969: 124). En 1970 J.M del Moral de la Campa hace las primeras referencias hacia la existencia de materiales arqueológicos, concretamente cerámica prehistórica (Moral 1980-1981: 31-32).
Según recogen Serna et alii (1994) fue usada repetidas veces por los miembros de la O.J.E. como zona para la realización de torneos de velocidad contrarreloj lo que, muy posiblemente, ha conllevado la fragmentación y dispersión de parte de los materiales arqueológicos.
La Cueva del Aspio se ubica en el mismo borde de la sierra de Hornijo, por encima de los Pandillos, en las proximidades de los pueblos de Valle y Vegacorredor (Ruesga), justo en la margen derecha del valle medio del río Asón.
Las primeras noticias sobre su existencia proceden del Grupo de Exploraciones Subterráneas del Club Montañés de Barcelona (G.E.S.) quienes, en torno a 1961, exploraron 400 m de la cueva. Dos años más tarde es visitada por el Grupo Juvenil de Espeleología (G.J.E.) de la O.J.E. y por la Asociación Espeleológica Ramaliega (A.E.R.). La exploración completa de la parte hoy conocida es realizada en 1964 por el A.E.R y el G.E.S. (Anónimo 1964: 27-28. Mugnier 1969: 124). En 1970 J.M del Moral de la Campa hace las primeras referencias hacia la existencia de materiales arqueológicos, concretamente cerámica prehistórica (Moral 1980-1981: 31-32).
Según recogen Serna et alii (1994) fue usada repetidas veces por los miembros de la O.J.E. como zona para la realización de torneos de velocidad contrarreloj lo que, muy posiblemente, ha conllevado la fragmentación y dispersión de parte de los materiales arqueológicos.
Boca de la cueva del Aspio |
A finales del siglo XX fue visitada por los miembros del C.A.E.A.P. y del A.E.R. hallándose diversos materiales arqueológicos y paneles de arte esquemático abstracto que fueron publicados en 1994 (Serna et alii). Distinguieron cinco zonas de interés:
El Vestíbulo. Se trata de una zona donde erosión derivada del agua ha dejado a la vista niveles fértiles desde el punto de vista arqueológico. Así, en la zona derecha, se cita “un nivel arcilloso, de color terroso, que a veces llega a alcanzar los 25 cm de potencia, muy rico en evidencias, con abundantísimo sílex, restos paleontológicos y cantos de arenisca”. (Serna et alii 1994: 371).
En esta área se han documentado 63 piezas en sílex (raspadores, buriles, lascas…), dos percutores de arenisca, un disco calizo, 2 esquirlas óseas, restos de cabra, 4 galbos de cerámica a mano, 3 galbos de cerámica a torno y los restos de una jarra oxidante con asa de cinta (Serna et alii 1994: 371-374).
Aquí parece localizarse la ocupación más antigua, la cual puede remontarse hasta el Paleolítico, siguiendo en uso en época medieval como prueba la citada jarra.
El Vestíbulo. Se trata de una zona donde erosión derivada del agua ha dejado a la vista niveles fértiles desde el punto de vista arqueológico. Así, en la zona derecha, se cita “un nivel arcilloso, de color terroso, que a veces llega a alcanzar los 25 cm de potencia, muy rico en evidencias, con abundantísimo sílex, restos paleontológicos y cantos de arenisca”. (Serna et alii 1994: 371).
En esta área se han documentado 63 piezas en sílex (raspadores, buriles, lascas…), dos percutores de arenisca, un disco calizo, 2 esquirlas óseas, restos de cabra, 4 galbos de cerámica a mano, 3 galbos de cerámica a torno y los restos de una jarra oxidante con asa de cinta (Serna et alii 1994: 371-374).
Aquí parece localizarse la ocupación más antigua, la cual puede remontarse hasta el Paleolítico, siguiendo en uso en época medieval como prueba la citada jarra.
Vestíbulo (Foto: E. Gutiérrez Cuenca) |
Primer depósito. Se ubica al fondo del vestíbulo, a 60 m de la boca y en su parte centro-izquierda. Su suelo grisáceo presenta un abundante número de carbones, esquirlas de hueso así como cerámica a mano entre la que destacan los restos de una orza con decoración plástica y digitaciones características de la Edad del Bronce en Cantabria (Serna et alii 1994: 374).
Segundo depósito. Se sitúa a 20 m del primer depósito y a 80 m de la boca, en una acumulación de bloques pétreos en cuya superficie aparecen restos cerámicos y óseos de cronología aún por definir (Serna et alii 1994: 374-375).
Tercer depósito. Lo podemos localizar a 120 m de la boca, en una zona de enormes bloques que colmatan parte de la galería. Todos los materiales se encontraron dispersos en un área de 40 m2 junto a una rampa sita en la pared izquierda. En total han documentaron 44 objetos destacando la presencia de varias vasijas de cerámica a mano casi competas, un vasija de cerámica “celtibérica” pintada o el conjunto de 8 peines de telar de madera expuesto actualmente en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Serna et alii: 375-385).
Segundo depósito. Se sitúa a 20 m del primer depósito y a 80 m de la boca, en una acumulación de bloques pétreos en cuya superficie aparecen restos cerámicos y óseos de cronología aún por definir (Serna et alii 1994: 374-375).
Tercer depósito. Lo podemos localizar a 120 m de la boca, en una zona de enormes bloques que colmatan parte de la galería. Todos los materiales se encontraron dispersos en un área de 40 m2 junto a una rampa sita en la pared izquierda. En total han documentaron 44 objetos destacando la presencia de varias vasijas de cerámica a mano casi competas, un vasija de cerámica “celtibérica” pintada o el conjunto de 8 peines de telar de madera expuesto actualmente en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Serna et alii: 375-385).
Las piezas de este depósito apuntan hacia una cronología centrada en la Edad del Hierro, en la cual incide nuevamente las noticias sobre la existencia de una hoja de puñal documentada en las proximidades (Smith y Muñoz 2010).
Croquis de la cueva del Aspio según Serna et alii 1994 |
Con el Proyecto arqueológico Cueva del Aspio queremos dar comienzo a un estudio integral de la cavidad, centrándonos en esta campaña de 2013 en las labores topográficas, el estudio del arte, la prospección intensiva y la excavación del vestíbulo y del depósito 3.
El trabajo, por la situación de la cueva, está siendo duro. El equipo por el momento aguanta y los resultados están siendo reveladores, aunque ésta es ya otra historia que iremos contando a partir de la semana que viene.
Bibliografía
- Anónimo (1964): Espeleólogos barceloneses en los montes cantábricos. Karst, 0: 27-28.
- Moral Campa, J.M. del (1980-1981): Cuevas de Ramales y Ruesga que merecen especial atención. Memorias de la A.C.D.P.S. 1980-1981: 31-32.
- Mugnier. C.L. (1969): El Karst de la Región del Asón y su evolución morfológica. Cuadernos de Espeleología 4.
- Serna Gancedo, A.; Malpelo García, B.; Muñoz Fernández, E.; Bohigas Roldán, R.; Smith, P. y García Alonso, M. (1994): La cueva del Aspio (Ruesga, Cantabria): Avance al estudio del yacimiento. Homenaje al Dr. Joaquín González Echegaray. Museo y Centro de Investigación de Altamira. Monografías nº 17: 369-396.
- Smith, P. y Muñoz, E. (2010): Las cuevas de la Edad del Hierro en Cantabria. En Serna Gancedo, M.L.; Martínez Velasco, A. y Fernández Acebo, V. (coords.): CASTROS Y CASTRA EN CANTABRIA. Fortificaciones desde los orígenes de la Edad del Hierro a las guerras con Roma. Catálogo, revisión y puesta al día. ACANTO: 676-693.