Hemos retomado el trabajo exactamente donde lo dejamos: en el
Sondeo 4, en un recodo de la galería y bajo los restos de la hoguera que alguien encendió hace algún tiempo. Si nuestra suposición es acertada, hace unos 1300 años. De hecho, hemos podido observar que parte de la ceniza ha caído de la hoguera al suelo y ha quedado englobada en el espeso nivel removido por los tejones que estamos excavando. Continuamos con un
equipo reducido, pero confiamos en que próximamente se incorporen nuevos voluntarios que contribuyen a un avance más veloz de los trabajos. Sobre todo de la criba.
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Enrique (vamos, yo mismo) marcando los hallazgos en el plano |
Para amenizar la mañana, recibimos la
primera visita de la temporada. Nos han visitado varios espeleólogos del
club ADEMCO de Colindres. José Ángel, que es paisano suyo, ha sido el encargado de guiar el paseo por la cueva. Una vez terminado el recorrido, nos han bombardeado con numerosas
preguntas a las que hemos respondido amablemente (en la medida de nuestros conocimientos). Se agradece el interés mostrado y la enorme curiosidad que despierta nuestro trabajo. Si alguien más está
interesado en hacer una
visita a la cueva, que nos mande un
correo electrónico y veremos lo que se puede hacer...
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Helena atiende a las visitas mientras trabaja en el Sondeo 4 |
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Animada charla con los espeleólogos en la Salita |
En lo que se refiere a la
excavación, hoy ha sido un día especialmente fructífero en hallazgos de
huesos humanos. Más concretamente en piezas pequeñas, algunas tan difíciles de localizar
in situ como las epífisis sin soldar de las falanges infantiles. Como sucedía en otras zonas de la galería excavadas en 2011, abundan los restos de individuos de corta edad y algunos de los que hemos recogido hoy pertenecen a niños menores de 3 años con toda seguridad. También ha sido un día muy provechoso en la toma de muestras para estudios microbiológicos. Con el objeto de determinar si, tal y como suponemos, los individuos enterrados en la cueva perecieron como consecuencia de una epidemia, parte de los huesos que recogemos son sometidos a análisis genéticos. Las mejores piezas para este tipo de análisis son los
dientes, ya que la
pulpa dental aporta muestras de ADN especialmente válidas. Y hoy han salido un buen número de dientes, de modo que contamos con nuevo material para tratar de encontrar la esquiva
Yersinia pestis, la bacteria causante de
la peste. Es uno de los principales sospechosos al que atribuir las muertes de los difuntos de Riocueva, pero de momento los análisis realizados no han sido concluyentes.
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La toma de muestras para análisis microbiológicos exige ciertas precauciones |
Hay que ser cuidadoso en el proceso de
toma de muestras para evitar contaminaciones indeseadas. Por eso nos hemos ocupado de mantener al director lejos, ya que existían ciertas probabilidades de que el "catarro común" fuese el único patógeno de las muestras.
Y cuando ya pensábamos que dientes, huesos y algún fragmento testimonial de cerámica iban a ser los únicos (aburridos) descubrimientos de la jornada ¡saltó la
sorpresa! Una "bola" con decenas de
semillas de cereal, posiblemente mijo (
Panicum miliaceum) o panizo (
Setaria italica) ha quedado atrapada entre la tierra removida por los tejones. Ya en 2011 habíamos recuperado una
cierta cantidad de semillas similares, asociadas a un trozo de tejido, de modo que sabíamos que podían volver a aparecer. Ya hemos hablado en alguna
entrada previa de las
implicaciones simbólicas del cereal quemado en este tipo de contextos funerarios, de modo que resulta un hallazgo especialmente interesante.
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Semillas de mijo/panizo carbonizadas |
La
cuestión que se nos plantea ahora es ¿serviría la hoguera que está en la repisa sobre el Sondeo 4 para quemar granos de cereal? ¿los quemaron en otro lado, directamente sobre el suelo? Quizá cuando concluyamos la excavación en esta zona de la galería estemos en condiciones de responder... o no.