El título de esta entrada es el del último artículo que hemos publicado Enrique y yo (en realidad está a puntito de salir), en el número 31 de la revista Kobie (serie Paleoantropología). Como, tras ver el título tampoco es que haya que ser un lince para hacerse una idea de su contenido, me limitaré a dar unas pequeñas pinceladas y a poner alguna de las ilustraciones que lo acompañan. Y a enlazarlo para que, quien quiera, pueda leerlo completo.
Se trata de un breve estado de la cuestión sobre el tema en 2011, inmediatamente antes de nuestra intervención arqueológica en Riocueva y en el que tampoco entran los resultados de la primera actuación del Proyecto Mauranus, en 2010, y sobre la que hay publicación específica a punto de ver la luz. Es un estudio restringido al territorio de la Cantabria actual y donde manejamos un catálogo de 39 cuevas con evidencias de uso entre los siglos V y X d. de C.
Y termina con unas breves conclusiones entre las que lo más destacado es la identificación de, al menos, dos tipos muy distintos de yacimientos arqueológicos en cuevas: uno centrado en los siglos VII-VIII, de carácter sepulcral seguro en muchos casos y al que pertenecen prácticamente todos los materiales no cerámicos (y una parte de éstos); y otro en el que sólo hay cerámicas y que, aunque parece que pudiera tener su origen en los siglos anteriores, es mucho más frecuente en las últimas centurias del periodo estudiado.
Como el texto tiene ya unos años (cosas de los retrasos, de los autores y de los editores) hay algunos temas que se tratan de forma distinta a como lo hacemos hoy en día, aunque no esperéis grandes contradicciones. Un buen ejemplo es el de los jarros de bronce hispanovisigodos, aún considerados litúrgicos en el artículo y para los que ahora proponemos también un uso profano, como sabrán los lectores fieles del blog; y hay alguno más. En cualquier caso, a quien quiera comprobarlo por sí mismo y de paso leer el trabajo se lo ofrecemos en primicia.
Se trata de un breve estado de la cuestión sobre el tema en 2011, inmediatamente antes de nuestra intervención arqueológica en Riocueva y en el que tampoco entran los resultados de la primera actuación del Proyecto Mauranus, en 2010, y sobre la que hay publicación específica a punto de ver la luz. Es un estudio restringido al territorio de la Cantabria actual y donde manejamos un catálogo de 39 cuevas con evidencias de uso entre los siglos V y X d. de C.
Cuevas estudiadas en el artículo
A esa relación de yacimientos le sigue una revisión de su registro material, dividido en varios apartados: los objetos relacionados con el atuendo y el adorno personal, la cerámica, las (armas y) herramientas, otro dedicado a varias categorías menores y un quinto que trata someramente acerca del siempre interesante y enigmático tema de los restos de hogueras y las "marcas negras" (también conocidas en una parte de la bibliografía como "arte esquemático-abstracto" y que merecería varias entradas monográficas).Guarniciones de cinturón de época visigoda procedentes de yacimientos en cueva del territorio de la Cantabria actual
Y termina con unas breves conclusiones entre las que lo más destacado es la identificación de, al menos, dos tipos muy distintos de yacimientos arqueológicos en cuevas: uno centrado en los siglos VII-VIII, de carácter sepulcral seguro en muchos casos y al que pertenecen prácticamente todos los materiales no cerámicos (y una parte de éstos); y otro en el que sólo hay cerámicas y que, aunque parece que pudiera tener su origen en los siglos anteriores, es mucho más frecuente en las últimas centurias del periodo estudiado.
Como el texto tiene ya unos años (cosas de los retrasos, de los autores y de los editores) hay algunos temas que se tratan de forma distinta a como lo hacemos hoy en día, aunque no esperéis grandes contradicciones. Un buen ejemplo es el de los jarros de bronce hispanovisigodos, aún considerados litúrgicos en el artículo y para los que ahora proponemos también un uso profano, como sabrán los lectores fieles del blog; y hay alguno más. En cualquier caso, a quien quiera comprobarlo por sí mismo y de paso leer el trabajo se lo ofrecemos en primicia.
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