Como todos los lectores del blog sabrán ya a estas alturas, el sábado de la semana pasada participamos en la conmemoración del X aniversario del descubrimiento y excavación de la cueva de Las Penas, en Mortera (Piélagos, Cantabria). El yacimiento es tan importante para nuestras investigaciones que sin duda volveremos a hablar de él y de algunos de sus materiales en nuevas entradas del blog, aunque no quiero cerrar estas semanas tan "morteriles" sin mencionar un par de cosillas que tenía guardadas por ahí.
La primera, un apunte acerca del antiguo monasterio de San Julián de Mortera, citado en varios documentos altomedievales y cuyo emplazamiento aún no ha sido localizado. La segunda, un descubrimiento reciente que he hecho desde mi escritorio (bendito Internet y benditas ortofotos e imágenes de satélite) y que está relacionado con el conjunto de fortificaciones de la Guerra Civil Española de la sierra de Tolío (o de La Picota).
Vayamos por partes.
La más antigua mención a la existencia de un monasterio bajo la advocación de San Julián en Mortera está recogida en el ya famoso documento de donación del conde Gundesindo al también monasterio de San Vicente de Fístoles (asunto sobre el que ya trató Enrique en otra entrada sobre la necrópolis altomedieval de este último), localizados ambos, iglesia y cementerio, en Lloreda de Cayón. En esa carta, del año 816, se cita un monasterio sancti Iuliani in Mortaria y en otra algo posterior, de 820, en una donación también a Fístoles del obispo (¿de dónde?) Quintila se habla de Sancti Iuliani in Mortaria. Parece claro entonces que a comienzos del siglo IX ya existía en Mortera un establecimiento monástico dedicado a San Julián. Y como la iglesia de la actual Mortera también tiene esa advocación, resulta fácil pensar que la una es la "descendiente" del otro y que, como ha ocurrido en infinidad de ocasiones, el monasterio medieval acabó convertido en iglesia parroquial y que ha llegado así hasta nuestros días. Pero la cosa no es tan sencilla. Y no lo es porque esa iglesia actual es una obra relativamente reciente (de la segunda mitad del siglo XIX) que parece que sustituyó a otra que se ubicaba en donde ahora lo hace el cementerio, contemporáneo de la iglesia nueva. El barrio se llama San Julián, así que esa debería ser la verdadera ubicación del antiguo monasterio, cuyos restos, de conservarse, estarían ocultos bajo nichos y panteones. ¿Dónde está pues el misterio, os preguntaréis? Pues en un documento del cartulario de Santillana del Mar (el libro de Jusué con los documentos podéis descargarlo aquí), fechado en 1001 y por el que Munio Gutiérrez y Doña Fronilde donan a la abadía de Santa Juliana la iglesia monasterio de San Julián, en Mortera. Lo que dice el texto sobre el particular es lo siguiente:
"(...) monasterio vel ecclesia Sancti Iuliani, que exita est in territorio de Mortera in predicto loco monte Biati (...)" ["(...) monasterio e iglesia de San Julián, que está en el territorio de Mortera en el citado lugar de Monte Biati (...)"]
Al margen de la errata (exita por sita), lo que viene a decir es que la iglesia-monasterio de San Julián estaba situada en el lugar de Monte Biati, en el territorio de Mortera. Es decir, que Mortera, sea o no también un lugar concreto, era un territorio; y que dentro de ese territorio había un sitio, llamado Monte Biati. Cuando leí ese topónimo por primera vez pensé inmediatamente en Mompía, localidad que está situada más o menos 1 km al sureste de la actual Mortera. Y con el tiempo he visto que no he sido el único, ya que hay autores que creen que se trata de la misma cosa (Iglesias y Muñiz, por ejemplo, en su libro sobre las comunicaciones en la Cantabria Romana) y que el nombre actual tendría su origen en el Monte Biati (o Monte Beati, otra forma atestiguada en ese mismo documento) medieval. Y, si eso fuese así, el monasterio de San Julián citado en el siglo IX no habría estado situado en el barrio homónimo de Mortera, bajo el actual cementerio, sino en la cercana Mompía. Sin embargo, existen otras dos opciones que hay que considerar antes de dar por bueno esto último: que Mompía no derive de Monte Biati y se trate de dos lugares distintos; y que sí que lo haga pero que ese Monte Biati sea en realidad el nombre antiguo de toda la Sierra de Tolío. Sobre lo primero y aunque a mí me parece una evolución más que posible, hay autores que manejan otras etimologías para Mompía (como ésta, por ejemplo), si bien es cierto que, también en mi opinión, peores y sin refrendo documental. Y si el orónimo lo fuese de toda la sierra, las dos principales opciones podrían ser perfectamente compatibles: Mompía habría tomado su nombre del monte junto a cuyo extremo suroriental se levanta y el barrio de San Julián de Mortera (y, por extensión, la iglesia monasterio de la que hablamos) también podría haber sido parte de ese Monte Biati, ya que está junto a esas mismas faldas, sólo que más al noroeste. Y ahí lo dejo.
En cuanto a mi nuevo "descubrimiento", hay que mencionar en primer lugar (y muy brevemente) los nidos de ametralladoras y trincheras de la Guerra Civil que hay en esa sierra de la que venimos hablando. Las fortificaciones de La Picota forman uno de los conjuntos más importantes de estructuras de ese tipo existentes en Cantabria y, sin duda, el más interesante situado en la zona litoral. Tan interesante e importante que fue declarado BIC hace unos años, asunto en el que tuve la suerte de colaborar, ya que uno de los informes que se utilizaron para ello lo hice yo en 2006 por encargo de la Consejería de Cultura de entonces (y unos años después tuve que hacer otro, complementario, a petición de un juzgado, aunque ésa es otra historia). Pero dejemos de hablar de mí y volvamos al lío. Esos nidos y trincheras, que fueron construidos por los republicanos en 1937 y que se extienden por toda la línea de cumbres, desde Liencres hasta el alto del Cuco, han sido interpretados como una fortificación destinada a contener un eventual desembarco nacionalista en la playa de Liencres. A mí esa explicación, aun siendo posible, nunca me convenció y siempre he pensado que, más bien, debió formar parte de una línea (o sistema no necesariamente lineal) de defensa de Santander. Mis sospechas empezaron a confirmarse cuando, en uno de los documentos que he manejado sobre la construcción de nidos de ametralladoras para la defensa de costas, se desligaban los levantados en el entorno de la ría de Mogro y las dunas de Liencres (hechos, estos sí, por la Compañía nº 13 de Trabajadores de Costa) de la "fortificación" existente en la sierra. Y se han confirmado del todo hace bien poco, cuando, por casualidad, observé la existencia de una trinchera en zig-zag en el extremo occidental del alto de La Pedraja, al este de Boo de Piélagos y justo enfrente de la cara meridional de la sierra de Tolío.
La primera, un apunte acerca del antiguo monasterio de San Julián de Mortera, citado en varios documentos altomedievales y cuyo emplazamiento aún no ha sido localizado. La segunda, un descubrimiento reciente que he hecho desde mi escritorio (bendito Internet y benditas ortofotos e imágenes de satélite) y que está relacionado con el conjunto de fortificaciones de la Guerra Civil Española de la sierra de Tolío (o de La Picota).
Vayamos por partes.
La más antigua mención a la existencia de un monasterio bajo la advocación de San Julián en Mortera está recogida en el ya famoso documento de donación del conde Gundesindo al también monasterio de San Vicente de Fístoles (asunto sobre el que ya trató Enrique en otra entrada sobre la necrópolis altomedieval de este último), localizados ambos, iglesia y cementerio, en Lloreda de Cayón. En esa carta, del año 816, se cita un monasterio sancti Iuliani in Mortaria y en otra algo posterior, de 820, en una donación también a Fístoles del obispo (¿de dónde?) Quintila se habla de Sancti Iuliani in Mortaria. Parece claro entonces que a comienzos del siglo IX ya existía en Mortera un establecimiento monástico dedicado a San Julián. Y como la iglesia de la actual Mortera también tiene esa advocación, resulta fácil pensar que la una es la "descendiente" del otro y que, como ha ocurrido en infinidad de ocasiones, el monasterio medieval acabó convertido en iglesia parroquial y que ha llegado así hasta nuestros días. Pero la cosa no es tan sencilla. Y no lo es porque esa iglesia actual es una obra relativamente reciente (de la segunda mitad del siglo XIX) que parece que sustituyó a otra que se ubicaba en donde ahora lo hace el cementerio, contemporáneo de la iglesia nueva. El barrio se llama San Julián, así que esa debería ser la verdadera ubicación del antiguo monasterio, cuyos restos, de conservarse, estarían ocultos bajo nichos y panteones. ¿Dónde está pues el misterio, os preguntaréis? Pues en un documento del cartulario de Santillana del Mar (el libro de Jusué con los documentos podéis descargarlo aquí), fechado en 1001 y por el que Munio Gutiérrez y Doña Fronilde donan a la abadía de Santa Juliana la iglesia monasterio de San Julián, en Mortera. Lo que dice el texto sobre el particular es lo siguiente:
"(...) monasterio vel ecclesia Sancti Iuliani, que exita est in territorio de Mortera in predicto loco monte Biati (...)" ["(...) monasterio e iglesia de San Julián, que está en el territorio de Mortera en el citado lugar de Monte Biati (...)"]
Al margen de la errata (exita por sita), lo que viene a decir es que la iglesia-monasterio de San Julián estaba situada en el lugar de Monte Biati, en el territorio de Mortera. Es decir, que Mortera, sea o no también un lugar concreto, era un territorio; y que dentro de ese territorio había un sitio, llamado Monte Biati. Cuando leí ese topónimo por primera vez pensé inmediatamente en Mompía, localidad que está situada más o menos 1 km al sureste de la actual Mortera. Y con el tiempo he visto que no he sido el único, ya que hay autores que creen que se trata de la misma cosa (Iglesias y Muñiz, por ejemplo, en su libro sobre las comunicaciones en la Cantabria Romana) y que el nombre actual tendría su origen en el Monte Biati (o Monte Beati, otra forma atestiguada en ese mismo documento) medieval. Y, si eso fuese así, el monasterio de San Julián citado en el siglo IX no habría estado situado en el barrio homónimo de Mortera, bajo el actual cementerio, sino en la cercana Mompía. Sin embargo, existen otras dos opciones que hay que considerar antes de dar por bueno esto último: que Mompía no derive de Monte Biati y se trate de dos lugares distintos; y que sí que lo haga pero que ese Monte Biati sea en realidad el nombre antiguo de toda la Sierra de Tolío. Sobre lo primero y aunque a mí me parece una evolución más que posible, hay autores que manejan otras etimologías para Mompía (como ésta, por ejemplo), si bien es cierto que, también en mi opinión, peores y sin refrendo documental. Y si el orónimo lo fuese de toda la sierra, las dos principales opciones podrían ser perfectamente compatibles: Mompía habría tomado su nombre del monte junto a cuyo extremo suroriental se levanta y el barrio de San Julián de Mortera (y, por extensión, la iglesia monasterio de la que hablamos) también podría haber sido parte de ese Monte Biati, ya que está junto a esas mismas faldas, sólo que más al noroeste. Y ahí lo dejo.
Mapa de la zona en la que puede observarse la localización de Mortera y de Mompía (Fuente: IDE Cantabria)
En cuanto a mi nuevo "descubrimiento", hay que mencionar en primer lugar (y muy brevemente) los nidos de ametralladoras y trincheras de la Guerra Civil que hay en esa sierra de la que venimos hablando. Las fortificaciones de La Picota forman uno de los conjuntos más importantes de estructuras de ese tipo existentes en Cantabria y, sin duda, el más interesante situado en la zona litoral. Tan interesante e importante que fue declarado BIC hace unos años, asunto en el que tuve la suerte de colaborar, ya que uno de los informes que se utilizaron para ello lo hice yo en 2006 por encargo de la Consejería de Cultura de entonces (y unos años después tuve que hacer otro, complementario, a petición de un juzgado, aunque ésa es otra historia). Pero dejemos de hablar de mí y volvamos al lío. Esos nidos y trincheras, que fueron construidos por los republicanos en 1937 y que se extienden por toda la línea de cumbres, desde Liencres hasta el alto del Cuco, han sido interpretados como una fortificación destinada a contener un eventual desembarco nacionalista en la playa de Liencres. A mí esa explicación, aun siendo posible, nunca me convenció y siempre he pensado que, más bien, debió formar parte de una línea (o sistema no necesariamente lineal) de defensa de Santander. Mis sospechas empezaron a confirmarse cuando, en uno de los documentos que he manejado sobre la construcción de nidos de ametralladoras para la defensa de costas, se desligaban los levantados en el entorno de la ría de Mogro y las dunas de Liencres (hechos, estos sí, por la Compañía nº 13 de Trabajadores de Costa) de la "fortificación" existente en la sierra. Y se han confirmado del todo hace bien poco, cuando, por casualidad, observé la existencia de una trinchera en zig-zag en el extremo occidental del alto de La Pedraja, al este de Boo de Piélagos y justo enfrente de la cara meridional de la sierra de Tolío.
Localización del alto de La Pedraja (Fuente: IDE Cantabria)
Localización, en el extremo occidental del alto de La Pedraja, de la trinchera en zig-zag (Fuente: IDE Cantabria)
Revisando más ortofotos modernas de la zona no sólo comprobé que no me fallaba la vista sino que, además, observé la presencia de lo que podrían ser refugios para la tropa o, mejor aún, nidos de ametralladoras completando las fortificaciones del lugar (el sitio merece, sin duda, una visita, aunque esté, de momento, fuera de mis posibilidades).
Detalle de la trinchera y de los dos posibles refugios o nidos de sus extremos (Fuente: IDE Cantabria)
Tocaba entonces tirar de fotografías aéreas antiguas, como las del "vuelo americano" de los años 50 del siglo XX. Y en ellas pude apreciar que los trabajos de fortificación no se habían limitado al extremo más occidental de la colina, sino que se repartían por buena parte de la cima y/o la ladera norte.
Localización de las líneas de trinchera localizadas en el alto de La Pedraja sobre fotografía del "vuelo americano" (Fuente: IGN)
La existencia de esas trincheras (y esos posibles nidos de ametralladoras) en ese punto sólo puede tener una explicación: el control, junto con los existentes más al norte, de la vía férrea que conectaba Santander con Asturias. Por tanto, las fortificaciones de La Pedraja complementarían las de La Picota y, también por tanto, todas ellas estarían destinadas a defender el acceso a Santander desde el oeste. Paradójicamente, el avance final de una de las dos columnas rebeldes (la formada por las I, IV y V Brigadas de Navarra y la II Brigada de Castilla) que convergieron sobre la capital cántabra en Agosto del 37 tuvo lugar por esta zona, tras cortar las comunicaciones terrestres con Asturias en Barreda. Y no me consta que encontrasen ningún tipo de resistencia armada en estos parajes, pese que sus defensas estuvieron planteadas precisamente con ese fin. La "Batalla de Santander" fue tan catastrófica para las tropas republicanas que ninguna de sus líneas defensivas sirvió para evitar la desbandad propia y el imparable avance enemigo (algún día habría que contar la historia de esa batalla, con cifras y datos contrastados y dejando de lado tópicos que perduran 77 años después).
Y eso es todo, amigos de Mortera y alrededores. A ver si dentro de no mucho puedo dedicarle una entrada al esquivo Tulem y terminar la que tengo en el debe desde hace ya más de un año acerca del broche damasquinado de Las Penas. Como decía el ínclito Julen Guerrero en "La selva del león", el programa que presentó hace ya bastantes años en ETB2: hasta entonces, un saludo.